El análisis de costos dependerá en gran medida del tamaño de la estructura. En el caso de estructuras grandes, al poder utilizar soluciones reticuladas se puede llegar a un uso muy eficiente del material compuesto, y por lo tanto ser más competitivos respecto a otros materiales.
Es primordial conocer que la resistencia del material compuesto es superior a la del acero, pero el módulo elástico es más bajo, por lo que debemos diseñar por rigidez. Por lo tanto, los sistemas estructurales deberán tener una inercia suficiente para tener la rigidez necesaria y el mínimo peso posible.
Lo último que verificamos es la resistencia y no al revés, como se suele hacer en estructuras metálicas.
Una variable a tener en cuenta es que en materiales compuestos no contamos con la variedad de perfiles que existen en acero, por lo que hay que analizar cada caso puntual, para llegar a la mejor estructura posible.
Resultaría muy difícil utilizar un comparador por kilo, ya que el peso del material compuesto es menor con respecto a otros materiales. Por ejemplo, un techo de 20x20 metros fabricado en material compuesto puede pesar hasta 3 veces menos que uno metálico, por ende, el análisis de costos dependerá en gran medida del tamaño de la estructura.
En general no hay un valor por Kg. de estructura que se pueda aplicar genéricamente, ya que es conveniente realizar un análisis previo.
Además, el material compuesto es competitivo por otras razones, que no es el precio; en determinados ambientes corrosivos, o donde se requieren soluciones dieléctricas, de bajo peso o transparentes a las ondas electromagnéticas, se puede realizar un análisis de costo a largo plazo, lo que puede generar una comparación entre el costo inicial y el mantenimiento de la estructura.
En el costo inicial, las estructuras de fibra pueden ser comparables cuando se coteja con estructuras muy pesadas galvanizadas en caliente o de acero inoxidable 304.
Luego en el mediano y largo plazo, contra el mantenimiento de la misma.